Los 48 Caminos hacia la Sabiduría
Pirké Avot 6:5 (o 6:6 según las diferentes versiones):
La Torá es más grande que el Sacerdocio y la Realeza,
pues la Realeza se adquiere mediante treinta requisitos (y virtudes) y el Sacerdocio
con veinticuatro, más la Torá (Sabiduría) se adquiere con 48 cosas…
El Pirké
Avot comentado
La Ética
de Nuestros Padres (Maestros)
by
Francisco Gutiérrez Ramírez,
Camino #1: Estar
Consciente en Todo Momento
Imagina que vas en tu auto y observas cómo el
conductor de al lado comienza a tirar dólares por su ventana. ¡No lo puedes
creer! Esta persona está loca. Cada cinco minutos, otro billete vuela por su
ventana.
Probablemente nunca
has visto eso. Pero seguro has visto a alguien tirando cinco minutos por la
ventana.
Probablemente lo has
hecho tú mismo. El autobús avanza y tú realmente disfrutas el paisaje:
"Oh, una montaña… mira esa tienda... y allí hay un parque".
Eso no está tan mal
durante los primeros minutos. Pero la caja registradora comienza a marcar cada
vez más tiempo perdido. ¡Ding! ¡Ding!
Para llegar a ser un
gran ser humano deberás utilizar tu mente constantemente, hasta que esto
impregne cada fibra de tu ser.
Todo empieza con una
decisión, un compromiso. Trata de decir en voz alta: "La vida es una
oportunidad. Quiero usar mi cabeza, y avanzar constantemente hacia mi
meta".
Es posible que
encuentres cierta resistencia y escuches una voz que protesta internamente:
"¡De ninguna manera! ¿¡Puro trabajo y nada de diversión!? ¡Te convertirás
en una persona triste! ¡Mejor vamos a matar el tiempo o a mirar
televisión!".
¿Esto significa que
debes ser un trabajólico obsesivo? Claro que no, ¡también necesitas dormir!
Clarifiquemos esto.
"Trabajar constantemente" significa que cuando duermes para ser más
productivo, entonces el dormir se transforma en parte de tu trabajo. Y es lo
mismo con la comida o el ejercicio.
¿Y qué hay con
respecto a relajarse?
Claro que está bien
relajarse. Pero relajarte significa "cambiar los neumáticos". Tu
relajo debe ser con un propósito y con una dirección. Piensa en algo que no sea
tan extenuante, pero que aun así sea significativo. Por ejemplo, cambia tu foco
hacia la naturaleza, la música o el arte. A veces, incluso un pequeño cambio de
escenario, una bebida fría o una bocanada de aire fresco es suficiente para
recargar las baterías.
… pero no mates el
tiempo.
Hacemos eso porque
es doloroso estar contantemente conscientes, estar constantemente “conectados”.
Para superar ese
dolor, enfócate en los beneficios. Cuando estás constantemente consciente, cada
experiencia se convierte en una lección para la vida. Por ejemplo, si
estás esperando en el consultorio del dentista, puedes utilizar ese tiempo para
llegar a un sinnúmero de conclusiones cruciales:
- "Tengo suerte de tener dientes. Una vida sin dientes sería mucho menos placentera".
- "Si existe una cosa como la higiene dental, debe existir también un concepto de higiene espiritual. Me pregunto, ¿cuál será?".
- "Si no fuera por el dolor del torno, mis dientes se habrían caído. Probablemente otras dificultades en la vida también me ayudan a lograr cosas buenas".
- "El cuerpo humano es sumamente complejo. La integración de los dientes, encías, lengua y saliva es una increíble muestra de diseño anatómico y fisiológico. ¿Cómo se formó todo esto?".
Independientemente
de que hagas en un momento determinado —leer las noticias, cerrar un trato comercial, platicar con un amigo o
leer este artículo— préstale toda
tu atención a lo que estés haciendo. Decide que estás dispuesto a realizar el
esfuerzo de pensar, de estar consciente, todo el día.
Continuo: Sin interrupción
Siempre que persigas
un objetivo específico, debe ser sin interrupción alguna. En realidad, es mejor
estudiar una hora seguida que dos horas con interrupciones. Las interrupciones
rompen nuestra concentración y limitan nuestra habilidad de retener
información. Le quitan el poder a nuestro estudio.
Determina algún
espacio de tiempo en el que dejes todo lo demás afuera, en el que no te desvíes
de la actividad en la que estés concentrado. Que no ocurra que te sientas, e
inmediatamente te paras a abrir la ventana. Y luego vas por un vaso de bebida.
Y luego te paras nuevamente a cerrar la ventana. Y después enciendes la radio.
Fija la idea en tu
cabeza: "voy a hacer la actividad ‘X’ por una hora seguida. ¡Sin
interrupciones!". Por 15 minutos completos, no te detengas. No te cambies
de lugar, no tomes ninguna bebida, ¡no interrumpas ese momento a menos que sea
algo de vida o muerte!
Puedes practicar
esto mientras vas en el autobús, o cuando estás esperando en el consultorio del
dentista. Establece un objetivo de 15 minutos para enfocarte exclusivamente en
una sola cosa. Puede ser un problema que estás teniendo en el trabajo, una meta
personal, o algún problema amoroso. Por ejemplo te puedes decir a ti mismo,
"los siguientes 15 minutos voy a emplearlos para pensar en mi familia, en
cómo puedo ayudarlos, en por qué los quiero y en el placer que siento por
tenerlos en mi vida".
O trata de dedicar
15 minutos por día a estar consciente de cualquier aspecto de la creación,
desde la sangre que corre por tus venas para mantener a cada célula viva, hasta
la hormiga que está arrastrándose en el piso debajo de tus pies. Durante esos
15 minutos, estarás completamente maravillado por el milagro de estar vivo.
Luego, al final de
los 15 minutos, aprecia cuán bien empleaste el tiempo. De otra forma, éste
hubiera sido desperdiciado...
Poco a poco,
incrementa el tiempo. Primero 15 minutos, después 30 minutos, después una hora
y después dos horas. Una vez que hayas llegado a cuatro horas,
ya estarás del otro lado.
El Gaón de Vilna, un
gran estudioso judío del siglo XVIII, decía que las primeras tres horas con 59
minutos son como preparar el horno. Para la cuarta hora, la olla estará
hirviendo.
Y no te detengas.
Porque si remueves la olla del fuego —aunque sólo sea por algunos minutos— tendrás que recalentarla otra vez desde el principio.
Consistencia: De acuerdo al itinerario
Para realmente
entrar en marcha, necesitas encontrar tu ritmo.
Al cuerpo humano le
encantan los patrones. Inclusive los retos más desalentadores se hacen más
fluidos cuando tienen una rutina. Esto significa hacer la actividad en el mismo
lugar, a la misma hora y de la misma forma (dentro de lo posible).
Es por eso que el
judaísmo tiene ciertas actividades preestablecidas cada día. Por ejemplo, cuando
nos levantamos decimos: "Gracias Dios porque estoy vivo". Es un
momento de apreciación consciente por tener otra oportunidad, otro día. Esta
conciencia nos permite levantarnos con el pie derecho y empezar nuestro día de
buena manera.
Cuando se trata de alcanzar
alguna meta, haz que cierto tiempo del día sea “sagrado”. Ya sea mucho o poco
tiempo, haz un compromiso y sé consecuente cada día. Hay poder en ese
compromiso. Sabes que vas a cambiar. Tu vida será diferente.
Inténtalo.
Comprométete los 365 días del año, por el resto de tu vida: Cuando te levantes
en la mañana, ¡aprecia estar vivo!
Cíclico: Repetición y repaso
La vida no es
unidimensional. Debe ser estudiada desde cada ángulo y analizada al revés y al
derecho.
Estudia el mismo
tema por un largo período de tiempo. No estés saltando superficialmente de un
tema a otro. Escoge un tema que te guste y hazte experto por lo menos en un
aspecto de la vida.
Cualquiera que sea
el tema que escojas, siempre habrá más para aprender. Inclusive cuando te
muevas hacia otras áreas del conocimiento, tienes que estar alerta para tomar
información pertinente a los temas previos. Esto permite hacer referencia
cruzada y, como consecuencia, genera un entendimiento más profundo.
Respecto a cualquier
cosa que estudies, asegúrate de no olvidarla. ¿Cuántas veces entró un
pensamiento en tu cabeza con una increíble claridad y al día siguiente ya se
había ido? El pensamiento quedará en el aire si tú no lo capturas de alguna
forma. Tiene que meterse en tus huesos y penetrar tu mente.
Esto significa
repasar constantemente lo que uno aprende de una forma u otra.
La repetición verbal
es muy poderosa. Clarifica una idea y la trae a la realidad. Esa es la razón
por la cual repetimos dos veces al día el Shemá, y por la que repasamos
la Torá año tras año. Los Sabios del Talmud repetían 40 veces cualquier
pensamiento innovador, y una idea vital 101 veces.
Para eso, puedes
resumir las ideas en algún lema que recuerdes; por ejemplo, podrías recordar
este artículo con una frase como “haz que cada segundo cuente” o “vive al
máximo”. Cualquier cosa que te mueva y te llene de energía, repítela una y otra
vez. Hazlo tu refrán, tu música de fondo. Cuando ya hayas agotado una frase,
inventa otra. Cualquier cosa que funcione tiene poder.
Global: Sé un estudiante de la vida
Imagina que alguien
te pregunta: "¿Qué haces?". Tú probablemente le contestarías:
"soy abogado", o "soy ingeniero", o "soy
contador".
¡Pero eso es un
error!
Imagina que ves a
alguien preparándose para ir a dormir, y le preguntas: "¿qué haces?".
Él te responde:
"Soy un dormilón".
"¿Eres un
dormilón?". "¿Cómo te mantienes haciendo eso? ¡¿Quién te paga por
dormir?!".
Exactamente, ese es
mi punto. Cuando sumas las horas de una vida, gastas más tiempo durmiendo que
siendo un abogado.
El tú esencial no es
el abogado. Es el que piensa, el que busca, el que vive, el que respira, el que
ama, el que crece constantemente, el que desea excelencia, el que está
hambriento por saber más. Identifícate con esa parte de ti. Ese eres tú
realmente.
Pregúntale a una
mujer con cuatro hijos: "¿Quién eres?". Ella te contestará: "Soy
una madre". Pero, ¿ese es el único aspecto de quién ella es (aunque sea el
más importante)? Ella también es amiga, voluntaria comunitaria, educadora,
cocinera, enfermera, psicóloga de niños, pensadora, buscadora de información y
de la verdad, y mucho más.
Desafortunadamente,
desarrollamos este problema de identidad a muy temprana edad. A todo niño se le
pregunta: ¿Qué quieres ser cuando seas mayor?". Esta pregunta tiene
sutiles implicaciones que pueden dañar una personalidad en desarrollo. El niño
está pensando: "¿Cuál es el problema con ser ‘yo’? ¿Mi ‘yo’ es tan
terrible que debo ‘convertirme’ en algo diferente cuando crezca?".
Nuestros Sabios
dicen: "Haz del estudio de la vida tu ocupación primordial, y de tu
profesión algo secundario". La pregunta no es "a qué te dedicas para
mantenerte", sino "a qué te dedicas en la vida". Si te ves como
un ‘pensador’, entonces pensar se convierte en una prioridad. Por lo tanto,
actualiza tu definición de ti mismo. Descubre cuál es tu razón para vivir y
vívela plenamente.
¿La vida es buena?
Al final de cuentas,
tienes que decidir: ¿la vida es buena o no?
Esto nos lleva a una
pregunta aún más básica: ¿la vida tiene un propósito? Si no lo tiene, entonces
no hay razón para no perder el tiempo, porque de cualquier forma nada importa.
Pero si crees que existe un propósito en la vida, ¿por qué querrías perder
aunque sea un poco de ella? Deberías querer entender cada aspecto de la vida,
para hacer lo máximo con el limitado tiempo con el que cuentas.
El judaísmo dice que
el peor crimen es el asesinato.
- El peor asesinato es aquel que es premeditado.
- El peor asesinato premeditado es el de un familiar.
- El asesinato de uno mismo —es decir, el suicidio— es aún peor.
- El suicidio espiritual es peor que el suicidio físico.
- Matar el tiempo es un suicidio espiritual.
Los seres humanos
fueron creados para deleitarse. Adán y Eva fueron puestos en el jardín del
Edén. En hebreo Edén significa "deleite".
Cuando te
comprometes a cumplir con el propósito por el cual el hombre fue creado —una vida de deleite— irás en
búsqueda de los máximos placeres. En el camino, distinguirás entre comodidad y
placer, entre dolor necesario y sufrimiento en vano. Y en el proceso,
descubrirás el significado real de la vida.
La Torá dice:
"Abraham era viejo y vino con sus días". Mucha gente puede envejecer
sin tener sus días, porque sólo pueden experimentar crecimiento de año en año.
Pero Abraham y Sara experimentaban un crecimiento diario. Ellos obtuvieron lo
máximo posible de la vida.
Comprométete a
descubrir los placeres más profundos de la vida. Esto puede marcar la
diferencia entre una vida útil y una vida desperdiciada.
10 herramientas para estar consciente en todo
momento
- Planea qué es lo que quieres lograr. Si sabes por qué estás luchando, lo buscarás con más vitalidad.
- Planea en la noche cómo vas a levantarte en la mañana. No dejes que el reloj despertador controle tu vida.
- Para comenzar el día con el pie derecho, levántate 10 minutos más temprano y recita el Shemá.
- Repasa tu día. Observa cuáles fueron los obstáculos que tuviste. Haz una estrategia para evitarlos en el futuro. Repasa lo que estudiaste en las últimas 24 horas.
- Atrápate a ti mismo soñando despierto al menos una vez al día y analiza: ¿Qué estoy haciendo ahora, y cómo podría utilizar este momento de forma más efectiva?
- Conviértete en un estudioso de la vida. Estudia donde quiera que estés. Carga contigo libros, pensamientos, etc., para mantener tu mente en crecimiento (en lugar de mirar por la ventana como un zombi).
- Memoriza piezas de sabiduría. Te va a dar algo para estudiar mientras estás caminando en la calle o esperando en la fila del supermercado.
- Escoge frases atractivas para inspirarte y para animarte cuando te sientas ahogado.
- Medita frecuentemente en la pregunta: ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Qué estoy haciendo en este planeta?
- Planea a futuro. ¿Qué quieres estudiar? ¿Qué necesitas para lograr tus ambiciones? ¿Cómo quieres crecer?